El órgano de los Cruzados: la recuperación sonora de un tesoro musical medieval.

Tras la conquista de Tierra Santa en 1099, los Cruzados dotaron la basílica con un órgano del siglo XI traído desde Francia: un instrumento monumental que resonó durante casi un siglo, hasta la reconquista del Reino de Jerusalén por el sultán Saladino en 1187. Para protegerlo de la destrucción, en el siglo XIII el órgano fue cuidadosamente desmantelado y enterrado junto con las campanas y otras piezas del tesoro litúrgico, con la esperanza de que algún día la liturgia latina fuera restaurada en Tierra Santa y aquellos sonidos pudieran revivir.

Estos restos arqueológicos, descubiertos en el siglo XX y conservados actualmente en el Terra Sancta Museum de Jerusalén, constituyen los tubos de órgano más antiguos que se conservan en el ámbito cristiano. Desde 2020, Catalunya encabeza el primer estudio integral de este legado musical medieval, en un proyecto que combina arqueología experimental, organología, acústica e historia de la cultura intelectual y tecnológica.

Durante su última expedición a Jerusalén, en mayo de 2025, el equipo –que incluye al eminente organero Winold van der Putten y al experto en organología Koos van de Linde– hizo un descubrimiento extraordinario: varios de los tubos originales conservan su sonoridad intacta. Como en una suerte de «Pompeya musical», estos tubos de cobre, con cerca de mil años de antigüedad, han quedado congelados en el tiempo. Su voz sigue viva, vibrante, como si hubieran sido forjados ayer. El proyecto de investigación sigue su curso; las próximas fases incluyen la réplica experimental de los tubos, el análisis de sus propiedades acústicas, su relación con la teoría Pitagórica y la cosmología medieval, y la reconstrucción de las partes perdidas del instrumento.